Paz y Felicidad
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Ya llega la Navidad.
Cada calle engalanada
y en las caras, reflejada
se ve la felicidad.
Sin darme cuenta camino
por las calles al azar...
deambulando sin cesar
como buscando al Destino.
Y al hallar la plazoleta
donde jugaba de niño,
he pensado con cariño
que quizás era mí meta.
Las moreras aún están.
Siguen firmes todavía.
Cuando era niño, cogía
los dulces frutos que dan.
Y en la torre, las campanas
dormitando silenciosas...
¡cuantas veces, bulliciosas,
las oí por las mañanas!
De vieja piedra la puerta
con forma redondeada,
me está diciendo... "La entrada
siempre la tendrás abierta".
Y me llena de ilusión
pensar que allí, geneosa,
siempre me espera amorosa
la Virgen de la Asunción.
Mis pasos de hace un momento
que deambulaban perdidos,
se adentraron decididos
a admirar por un momento
en el callado interior
a esa imagen recordada,
a esa imagen venerada
de la Madre del Señor.
Está allí. En su Camarín.
Silenciosa y recogida.
Como una madre querida
a la que encuentras al fín.
Siempre espera que volvamos.
Siempre espera al que se fué.
Y en Navidad... ¡yo no se
porque la decepcionamos!
Eso pensé y a su lado
para hacerla compañía,
me quede, porque quería
rememorar el pasado.
Mientras recé una oración
vi desfilar el ayer...
nada mas bello que ver
lo que guarda el corazón!
.....
Nuestra escuela se sentaba
en los bancos de delante
y un maestro vigilante
de los muchachos cuidaba
mientras la clase rezaba.
Serios... atentos... callados...
escuchando ensimismados
como hablaba Don Ramón.
Siempre había en su sermón
ejemplos agazapados.
.....
Recuerdo aquel Nacimiento
que hacía por Navidad.
Era una preciosidad...
¡y tenía movimiento!
Todo un acontecimiento
porque la Historia Sagrada
estaba allí reflejada
y en uestro grupo infantil
despertaba sueños mil...
¡era una fiesta encantada!
.....
Recuerdo el lejano día
en que lleno de ilusión,
la Primera Comunión
en este altar recibía
y la Virgen me veía
con esa benevolencia
con que mira la inocencia
una persona mayor...
con la mayor complacencia.
.....
Ahora estoy de nuevo aquí.
Silencioso... meditando.
Es dulce rezar pensando
lo que de niño sentí...
lo que de niño viví.
dejar que fluya en mi mente
el recuerdo de esa gente
que fué parte de mí vida
y aquella madre querida
que siempre tengo presente.
.....
¿Es esto felicidad?
Al menos es un ejemplo.
Sentado, mientras contemplo
su cara con humildad...
y en ella encuentro... verdad...
¿que otra cosa puedo ver?
Estoy feliz. Sin querer,
he reencontrado el camino
donde tan solo el Destino
te puede a veces traer.
.....
Está tan lejano el día
que me fuí de estos lugares...
son tantos los avatares
que en mi corazón sentía,
que ya, ni ilusión tenía.
A veces en mí interior
pienso -y me llena de horror-
que puede ser que los años
propicien los desengaños
llenándonos de dolor.
.....
Pero aquí estoy protegido.
Hoy me siento como ayer.
Otra vez vuelve a tener
la vida un bello sentido.
Otra vez he recibido
dentro de mí corazón
la llama de la ilusión.
Me la ha dado con cariño,
igual que cuando era niño
la Virgen de la Asunción.
.....
Tan dulce fué lo añorado
mientras mí alma rezaba,
que la tarde que empezaba
casi en noche se ha trocado.
Me levanto y me despido.
No se cuando volveré,
mas se, que no olvidaré
lo que esta tarde he sentido.
Aquí he encontrado la Paz.
Me la ha mostrado una rosa
llena de amor... ¡Bella cosa
hallar Paz en Navidad!
Respiro al salir de nuevo
y en las moreras peladas
dejo las penas pasadas...
¡tan solo alegrías llevo!
Reminiscencias lejanas
que se alejan de mí mente...
cuando empiezan de repente
a repicar las campanas.
¿Es una premonición?
¡No lo se!... pero imagino
que eso que llamo Destino...
¡puede llamarse Asunción!
Ya llega la Navidad.
Como calle engalanada,
llevo mí alma adornada
de Paz y Felicidad...
Lo mismo os deseo a todas y todos cuantos me leáis.
Que seais capaces de encontrar aquella Paz y aquella Felicidad que yo
volví a encontrar una víspera de Navidad en la Iglesia de Nuestra Señora, la Virgen de la Asunción, la parroquia de mí pueblo