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miércoles, 30 de diciembre de 2009

FELIZ AÑO NUEVO 2010



Maria, Soraya y la pequeña Maria os desean un feliz 2010


Mis hijos Roberto y Juan Francisco (con su hija Maria) también os desean un feliz 2010.


Faltaba yo y aquí me teneis con Maria




Amigos y amigas que me leeis, estamos a las puertas de un año nuevo. Un año que de momento guarda mil y una incógnitas. Un año que se irá desvelando con el correr de los días, de los meses... como lo ha hecho este que termina dentro de muy pocas horas. Desde aquí, quiero desearos a cuant@s me habeis honrado con vuestra amistad una feliz salida de este 2009 y una mas feliz aún entrada en ese 2010 lleno como he dicho antes de incógnitas. Os seguiré esperando con ilusión a lo largo de sus 365 días todavía sin estrenar, y me agradará recibir vuestros comentarios, y opiniones; os visitaré también con esa misma ilusión para leer vuestras reflexiones, vuestros poemas, todo aquello que a veces sin darnos cuenta se nos escapa de la mente y se nos va en letras por las páginas de nuestros ordenadores.
Empecé mí andadura por este mundo de los blogs a últimos de Abril de este todavía 2009. Puedo aseguraros que ha sido una experiencia muy bonita. He conocido much@s amig@s con l@s que he compartido cosas muy agradables, he aprendido muchas cosas, y confío en que tambíén algun@ habréis aprendido de aquello que yo escribí.
Mí intención es seguir aprendiendo y compartiendo este año 2010 con todos y todas cuantos queráis seguir pasando por aquí. Y os deseo como he dicho al principio de mí perorata lo mejor para este año. Que todos los sueños que guardáis en el corazón porque se han quedado ahí dormidos, afloren de nuevo a vuestra mente y encuentren este año su realización. Y sobre todo, que nunca perdáis la ilusión que un día os impulsó a escribir y contar todo lo que lleváis en el corazón.
Un abrazo sincero de vuestro amigo, al que un día, también encontrasteis aquí en este medio y que como os dije antes, se siente agradecido y feliz de haberos conocido.

FELIZ AÑO 2010

Hoy os dejo un poema de Guillermo Aguirre Fierro, un poeta mexicano. Se titula "El brindis del bohemio" y es uno de esos poemas que te encuentras un día y que te remueve por dentro al leerlo. Espero que os guste.

El brindis del bohemio
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En torno de una mesa de cantina
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.
Los ecos de sus risas se escapaban
y de aquel barrio quieto,
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.
El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al disolverse en nada
la vida de los sueños.
Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, wisky y ajenjo.
Era curioso ver aquel conjunto,
de aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte el veneno,
lo mismo que, melosa y delicada
la música de un verso.
A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos
del grupo, y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.
Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrilos y versos,
la agonía de un año, que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada lógica,
del feliz año nuevo.

Una voz varonil dijo de pronto:
"¡Las doce, compañeros! 
Digamos el requiéscant por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga sueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos."

"Brindo -dijo otra voz- por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.
Brindo, porque ya hubiese a mí existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mí frente la venganza,
si en mí cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mí sino
una pálida estrella: Mí esperanza."

"¡Bravo! -dijeron todos- Inspirado
esta noche has estado
y hablaste breve, bueno y sustancioso.
El turno es de Raúl, alce su copa
y brinde... por Europa,
ya que su extranjerismo es delicioso..."

"Bebo y brindo -clamó el interpelado-
por mí pasado, que fue de luz,
de amor y de alegría;
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...
Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mí corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mí mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos."

"Yo brindo -dijo Juan- porque en mí mente
brote un torrente
de inspiración divina, seductora,
porque vibre en las cuerdas de mí lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.
Brindo porque mis besos, cual saetas
lleguen hasta las grietas
formadas de metal y de grnito
del corazón de la mujer ingrata
que a desdenes me mata...
...¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!
Porque a su corazón llegue mí canto,
porque enjuguen mí llanto
sus manos que me causan embelesos,
porque con creces mí pasión me pague,
¡vamos!, porque me embriágue
con el divino nectar de sus besos."

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo;
en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reir de todo.
Se brindó por la patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.
Solo faltaba un brindis, el de Arturo,
el del bohemio puro,
de noble corazón y gran cabeza;
aquel que sin ambages declaraba
 que solo ambicionaba
robarle inspiración a la tristeza.
Por todos estrechado, alzó la copa
frente a la alegre tropa
desbordante de risa y de contento.
Los inundó en la luz de su mirada,
sacudió su melena alborotada
y dijo así, con inspirado acento:

"Brindo por la mujer, mas no por esa
en la que hallais consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer, ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos,
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.
Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros,
brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrullo en la cuna.
Por la mujer que me enseñó de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero,
por la mujer que me llevó en sus brazos
y que me dió en pedazos
uno por uno, el corazón entero.
¡Por mí madre!, bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y deseado,
porque sueña tal vez que mí destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.
Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dió vida
y ternura y cariño:
por la que fue la luz del alma mía
y lloró de alegría, sintiendo mí cabeza
en su corpiño.
Por esa brindo yo,
dejad que llore y en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina,
dejad que brinde por mí madre ausente,
por la que llora y siente
que mí ausencia es un fuego que calcina.
Por la anciana infeliz que gime y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mí madre, bohemios,
que es dulzura vertida en mí amargura
y en esta noche de mí vida estrella..."


El bohemio calló. Ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba dulcemente
un poema de amor y de amargura.
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Espero que os haya gustado. Tal vez sea un poco triste, pero lleva dentro un hermoso canto de amor maternal. Por eso lo he elegido. Porque también me gusta recordar a los seres queridos que ya no están conmigo. Un abrazo para tod@s.


Xila también os felicita, pero estaba por ahí... ¡como hace tanto frío!






                                                                           ...¡se ha puesto el abrigo! jejejeje

Que cada campanada en esta noche mágica sea para vosotros y vosotras un mes de felicidad en este nuevo 2010.















miércoles, 23 de diciembre de 2009

PAZ Y FELICIDAD





Paz y Felicidad
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Ya llega la Navidad.
Cada calle engalanada
y en las caras, reflejada
se ve la felicidad.
Sin darme cuenta camino
por las calles al azar...
deambulando sin cesar
como buscando al Destino.
Y al hallar la plazoleta
donde jugaba de niño,
he pensado con cariño
 que quizás era mí meta.
Las moreras aún están.
Siguen firmes todavía.
Cuando era niño, cogía
los dulces frutos que dan.
Y en la torre, las campanas
dormitando silenciosas...
¡cuantas veces, bulliciosas,
las oí por las mañanas!
De vieja piedra la puerta
con forma redondeada,
me está diciendo... "La entrada
siempre la tendrás abierta".
Y me llena de ilusión
pensar que allí, geneosa,
siempre me espera amorosa
la Virgen de la Asunción.
Mis pasos de hace un momento
que deambulaban perdidos,
se adentraron decididos
a admirar por un momento
en el callado interior
a esa imagen recordada,
a esa imagen venerada
de la Madre del Señor.
Está allí. En su Camarín.
Silenciosa y recogida.
Como una madre querida
a la que encuentras al fín.
Siempre espera que volvamos.
Siempre espera al que se fué.
Y en Navidad... ¡yo no se
porque la decepcionamos!
Eso pensé y a su lado
para hacerla compañía,
me quede, porque quería
rememorar el pasado.
Mientras recé una oración
vi desfilar el ayer...
nada mas bello que ver
lo que guarda el corazón!
.....
Nuestra escuela se sentaba
en los bancos de delante
y un maestro vigilante
de los muchachos cuidaba
mientras la clase rezaba.
Serios... atentos... callados...
escuchando ensimismados
como hablaba Don Ramón.
Siempre había en su sermón
ejemplos agazapados.
.....
Recuerdo aquel Nacimiento
que hacía por Navidad.
Era una preciosidad...
¡y tenía movimiento!
Todo un acontecimiento
porque la Historia Sagrada
estaba allí reflejada
y en uestro grupo infantil
despertaba sueños mil...
¡era una fiesta encantada!
.....
Recuerdo el lejano día
en que lleno de ilusión,
la Primera Comunión
en este altar recibía
y la Virgen me veía
con esa benevolencia
con que mira la inocencia
una persona mayor...
con la mayor complacencia.
.....
Ahora estoy de nuevo aquí.
Silencioso... meditando.
Es dulce rezar pensando
 lo que de niño sentí...
lo que de niño viví.
dejar que fluya en mi mente
el recuerdo de esa gente
que fué parte de mí vida
y aquella madre querida
que siempre tengo presente.
.....
¿Es esto felicidad?
Al menos es un ejemplo.
Sentado, mientras contemplo
su cara con humildad...
y en ella encuentro... verdad...
¿que otra cosa puedo ver?
Estoy feliz. Sin querer,
he reencontrado el camino
donde tan solo el Destino
te puede a veces traer.
.....
Está tan lejano el día
que me fuí de estos lugares...
son tantos los avatares
que en mi corazón sentía,
que ya, ni ilusión tenía.
A veces en mí interior
pienso -y me llena de horror-
que puede ser que los años
propicien los desengaños
llenándonos de dolor.
.....
Pero aquí estoy protegido.
Hoy me siento como ayer.
Otra vez vuelve a tener
la vida un bello sentido.
Otra vez he recibido
dentro de mí corazón
la llama de la ilusión.
Me la ha dado con cariño,
igual que cuando era niño
la Virgen de la Asunción.
.....
Tan dulce fué lo añorado
mientras mí alma rezaba,
que la tarde que empezaba
casi en noche se ha trocado.
Me levanto y me despido.
No se cuando volveré,
mas se, que no olvidaré
lo que esta tarde he sentido.
Aquí he encontrado la Paz.
Me la ha mostrado una rosa
llena de amor... ¡Bella cosa
hallar Paz en Navidad!
Respiro al salir de nuevo
y en las moreras peladas
dejo las penas pasadas...
¡tan solo alegrías llevo!
Reminiscencias lejanas
que se alejan de mí mente...
cuando empiezan de repente
a repicar las campanas.
¿Es una premonición?
¡No lo se!... pero imagino
que eso que llamo Destino...
¡puede llamarse Asunción!
Ya llega la Navidad.
Como calle engalanada,
llevo mí alma adornada
de Paz y Felicidad...


Lo mismo os deseo a todas y todos cuantos me leáis.
Que seais capaces de encontrar aquella Paz y aquella Felicidad que yo
volví a encontrar una víspera de Navidad en la Iglesia de Nuestra Señora, la Virgen de la Asunción, la parroquia de mí pueblo





lunes, 14 de diciembre de 2009

La Gloria

La Gloria puede ser para mí... contemplar la Cruz del Siglo y su entorno... ¡pero hoy no!
La gloria para mi puede ser... dormir la siesta bajo la sombra  de estas encinas... ¡hoy no!                           

La Gloria puedo sentirla cada vez que veo desde lo alto de la sierra las casitas blancas de Serradilla... ¡pero hoy tampoco es esta Gloria!










La gloria según dijo J. Roux:

La gloria a menudo no es mas que un rumor que nace no se sabe como, y persiste no se sabe por qué.

Según Honoré de Balzac:

La gloria, como el sol, aparece cálida y luminosa a distancia; pero si se acerca es fría como las profundidades de un abismo.

Tampoco es esta la Gloria que os quiero traer hoy. Hoy quiero traeros una Gloria cálida y sencilla, sin alharacas ni falsos brillos. La Gloria de andar por casa. Y se la quiero dedicar a dos hombres a los que no conocí, pero a los que he conocido a traves de la nieta de uno y la hija del otro (a las que personálmente no conozco tampoco) que teniendo su corazón lleno de amor por ellos han publicado ambas en sus blogs algunos de los poemas escritos por sus progenitores. Sus nombres son Raul Fumero Fumero y Roberto Rubio "Carracho".
Una es mí amiga Victoria Fumero, del blog: http://vfumeromesa.blogspot.com/ 

La otra, también amiga, es Esther Rubio (Carrachina) del blog: http://lacpulaverde.blogspot.com/
Si no las conoceis podeis visitarlas en estos blogs y yo os aseguro que aquello os gustará.  

¿Que en esto que os cuento no hay nada de Gloria?...  ¡no! teneis razón. Pero yo quiero dedicárselo precisamente por eso. Porque fueron dos hombres sencillos que dejaron en el corazón de sus hijas lo que ellos tal vez no tuvieron en vida: La Gloria. Lo entenderéis. Dejadme que os diga que todas las noches después de acostarme suelo leer en la cama durante el tiempo que -unas veces mas y otras menos- el sueño tarda en venir en mí busca y me sumerjo en el mundo de Morfeo.
Anoche empecé a leer un libro de esos que se encuadernan a base de revistas. Este es del año 1926 , la revista es Lecturas del mes de Abril de ese año. Como diría un castizo... ¡ahí es ná!



La Gloria presidiendo la Glorieta de Cádiz en Madrid

Y esto es lo que leí.

La Gloria.
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¡La Gloria! ¡La gloria! Yo la he visto, si se puede ver lo que deslumbra y ciega. Si la luz de las estrellas se puede tocar... yo la he tocado. Si es una música dulce que envuelve al alma en la ventura de unas armonías celestiáles, yo la he oído.
¿Que como fué? ¿Donde? No importa donde. ¿queréis que sea en una población cualquiera de poca importancia? Pues bueno...  pues allí fué.
Nadie lo ha sabido, ni allí mismo, y sin embargo, todos (bien pocos por cierto) cuantos por distinto camino llegan a la cumbre de la gloria, tendrían que envidiar en mí... Los emperadores al último vasallo; los genios del arte al peor de los discípulos; los grandes de la tierra mí pequeñez; los ricos poderosos mí chaqué raido y mis botas rotas, y todos tal vez aquella Gloria que yo no cambiaría por la gloria de todos ellos juntos.
Tenía yo entonces unos pocos años, quitados de los pocos que ahora tengo, y un padre anciano, amante, noble y bueno que no volveré a tener jamás.
Mis aficiones me habían llevado desde muy niño a cultivar el trato de las musas. Tuerto en un país donde, de tan aburridos, ni siquiera los ciegos quieren echar el tiempo a coplas, cobré en poco tiempo cierta fama de poeta, que fué la que tuvo toda la culpa de que perpetrara cosas de mas vuelo que tres o cuatro palmos de quintillas publicadas en las columnas de los periódicos de la localidad.
Me llamó Talía, o tal vez quise yo ir sin que me llamara, y escribí una obra en dos actos, que veréis por qué y como me valió esa Gloria que por todas las glorias juntas no cambiaría.


La noche aquella (la noche en que se estrenaba mí obra) estaba el teatro lleno, como se había visto muy pocas veces.
Allí no hay público de estrenos, porque no hay estrenos para el público, y convencida por experiencia la gente de que no tiene otro remedio que juntarse con malas compañías, va al teatro por ir, sin la esperanza de ver apenas nada que merezca verse, los pocos días que, fuera de la temporada oficial de la feria, abre el elegante Coliseo sus puertas.
Aquella noche, sin embargo, había en el teatro caras que no eran las de siempre, atraidas  sino por mí fama (que, aun siendo todo relativo, no era para tanto), por la novedad del estreno al menos, y hasta en las primeras filas de butacas había gente de la prensa dispuesta a tomar notas.
Algo me inquietaba al ver aquella extraordinaria animación, pero confieso que no sentía antes de alzarse el telón las angustias de un día de estreno.
Se alzó el telón y el público escuchó con religioso silencio las primeras escenas. Yo, oficiando de traspunte voluntario, dando avisos a los tramoyistas, hasta metiéndome en la concha del apuntador, que se había dejado la voz no se donde veía al pronto todo aquello como cosa de otro; pero los pequeños contratiempos, el mismo trajín, el silencio frío del público primero, el primer aplauso después, fueron despertando en mí esa fiebre nerviosa que ni los autores viejos dejan de sentir.
Poco a poco se fué en el teatro caldeando la atmósfera y con el entusiamo del público fué creciendo mí fiebre, hasta el punto de que al cambiar alguna sílaba los actores yo crispaba los puños, hundiendo los pies en las tablas, y al escuchar cada nuevo aplauso mas nutrido y mas prolongado me daba el corazón unos saltos mas grandes y me latían las sienes con mucha mas fuerza.
La ola de los aplausos fue creciendo, creciendo, y al finalizar el acto ya interrumpía el público a los actores llamando con insistencia al autor.
Llegaba para mí ese momento que solo puede llegar una vez en la vida...
Sujeto a unas manos que apretaron las mías en el foro, avancé automáticamente hacía el público entre el ruido atronador de aquella tempestad de aplausos.
Busqué con los ojos a los seres queridos de mí alma para dedicarles en una mirada toda aquella dicha que envuelta en aplausos  me mandaba el publico... y entonces... entonces fué...
Porque allí, entre los míos, en el fondo del palco avanzando silenciosamente hacia el escenario, vi aquella cabecita blanca, la cabecita blanca de mí padre, que con la boca abierta, estirando el cuello, me miraba anhelante.
Y por sus mejillas vi yo rodar el llanto, y en aquellas lágrimas que vi rodar yo entonces por su mejilla, fué donde vi la luz de aquella Gloria que no cambiaría hoy por todas las glorias de la tierra.



El autor de esta historia que me enterneció hasta hacerme llorar, se llama o se llamó, porque no se si vive aún, Marcial de los Rios. 









FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2.010  CARGADO CON TODOS ESOS SUEÑOS QUE NO SE  HAN CUMPLIDO A LO LARGO DE NUESTRA VIDA

jueves, 10 de diciembre de 2009

Feliz Navidad y suerte






Jesusito...que nos toque.

                                                     





Este regalo me ha llegado de Julia Ester Cerles del blog Estrella cautiva. Muchas gracias por tu gentileza, Julia.


Su link


Ahora tengo que regalarlo a otras cinco personas que son:
http://roflsario.blogspot.com/

Vosotras también teneis que elegir otros cinco blogs cada una y hacer igual.



Teneis que enlazar con el blog Alas de plomo que es el que regala la lotería y dejarle un comentario dandole vuestro link y el os dará un número.
Su link es:


Si teneis alguna duda, preguntadmelo... ¿de acuerdo?













Tocará o no tocará, pero el premio principal para mí es contar con vuestra amistad.





FELIZ NAVIDAD



Y QUE LA VIDA OS SONRÍA TODOS LOS DÍAS UN RATITO AL MENOS

jueves, 3 de diciembre de 2009

Estampas de Navidad




Estampas de Navidad
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Los tres Reyes Magos
en viejos camellos
van tras una estrella
que brilla en el cielo.
Y andan jubilosos
el viejo sendero

con sonrisa dulce,
semblante sereno
buscando... buscando,
siguiendo... siguiendo
al Ni¤o de Dios
que es Rey de los Cielos.

La Virgen en su regazo.
le mira con gesto tierno
y San José se sonríe
al ver a Jesús durmiendo.



Brillan las estrellas,
balan los corderos
y los pastorcillos
que al Ángel oyeron,
llegan al portal,
encienden el fuego
y con sus canciones
se olvidan del sueño.
Luego se arrodillan
y adoran contentos
al Niño de Dios
que es Rey de los Cielos.



La Virgen sostiene al Niño
que está mamando del pecho
San José baja la vista
y sonríe enrojeciendo.



La estrella se acerca,
ya viene el cortejo,
ya llegan los Reyes
de lejos... muy lejos
detrás de la estrella
que vienen siguiendo.
Y buscan al Niño
porque ellos supieron
que ese que sonríe
y mama contento,
es el Niño Dios
que es Rey de los Cielos.



La Virgen dice a la mula
que le arrope con su aliento
y al buey San José acaricia
animándole en silencio.



La Virgen mira a Jesús,
Jesús mira a los corderos
y el buey y la mula miran
a José que está durmiendo.



Estampas de Navidad.
Yo las viví de pequeño.
¿O acaso he tenido un sueño
y nada de esto es verdad?
¡Oh no! ¡nada de soñar!
Navidad es la ilusión
que vive en el corazón
de todo el que quiere amar.
Porque la ilusión es Paz...
¡Oh! ¡que bonito sería
poder vivir día a día
en constante Navidad!










Feliz  Navidad

sábado, 28 de noviembre de 2009

Estampa navideña


Estrella de Belén (Pintado con la boca)










Estampa navideña
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Se aproxima el invierno
y el ambiente se enfría,
la nariz se rebela y se resiente.
Los colores descarnados del entorno
se vuelven toboganes resbaladizos
con el hielo. Corta el frío como un cuchillo.
El cielo es gris. Presagia nieve.
La gente viene y va por las calles
con su quehacer cotidiano.
En una esquina, un pobre
con la vista en el suelo
contempla un plato mísero y vacío.
Quizás el frio,
sin que nos demos cuenta
también encoge nuestro corazón.
Le doy unas monedas...
tal vez para acallar mí conciencia.
Tal vez... no lo se.
Pero se que no es esa la solución.
Unas monedas...
Corta el frío
y estamos en invierno.
Cuando llegue a mí casa
-una casa caliente-
mí familia me recibirá alegre.
Ellos son mí calor.
Calor de invierno...
calor de verano.
Y este pobre mendigo...
¿tendrá una familia que le de calor?
y el... ¿dará calor a alguna familia?
De pronto
brillantes y silenciosos copos de nieve
empiezan a caer.
El aire que sigue cortante
como un cuchillo,
juega con ellos.
Oigo voces de niño...
¡por fin está vevando!
Todos se alegran.
Se acerca la Navidad y la nieve
será el mas hermoso complemento
para el belén.
Si. Corta el frío.
En un escaparate
unos pastorcitos de barro
adoran a un niño Jesús sonriente.
Le miro y en mí mente sin querer
me bulle un pensamiento:
Si ese niño volviera a nacer hoy...
¿nos atreveríamos a adorarle?








Paisaje invernal (Pintado con el pie) 

Estas postales son copias de originales pintados por pintores de la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie.





martes, 17 de noviembre de 2009

Paseando

La cruz del siglo y al fondo, Serradilla, mí querido pueblo.
Os traigo hoy un paseo por los paisajes serradillanos, los mismos sitios que siendo pequeño recorrí mil veces jugando con mis amigos.
Caminando entre pinos
Allá al fondo, el castillo de Monfragüe
El alcornocal
Las chumberas y al fondo Serradilla
La dehesa extremeña cuajada de flores
Arroyos que murmuran...

Todas estas fotografías son de un buen amigo, Carlos J. Martín Díaz, que me las ha cedido gentilmente para publicarlas en mis blogs.



Paseando
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Salí recorriendo un día
los viejos alrededores.
Descubrí que la nostalgia
teje en nuestros corazones
encontrados sentimientos...
despierta dormidas voces.
Cuantos recuerdos guardados
como pétalos de flores,
afloraron a mis ojos
ávidos de sensaciones
mientras andaba el camino
bordeado de alcornoques.
Un arroyo susurraba
dulces baladas con voces
de agua fresca que corría
formando bellos acordes
que llenaban el ambiente
y escapaban soñadores
hasta llegar al camino
regalándome sus sones.
A lo lejos en un prado,
corderillos saltadores
y acá renegridos grillos,
cantan ufanas canciones
mezcla de verso y silbido...
poesía de trovadores.
Por todas partes hay zarzas
donde los mirlos se esconden.
Y colorines pintados
que parecen vivas flores,
van desgranando su canto
que se suma a los acordes
del arroyo solitario
y al ruido del alcornoque
que susurra con la brisa
su canto de corcho pobre.
Allá a lo lejos la sierra
con sus cancheras enormes
y en el cielo, cual cometas
que bailan extraños sones,
se ven los buitres volando...
oteando el horizonte.
Un castillo derruido
en el picacho que rompe
como un corte de navaja
los inmensos farallones
y una ermita chiquitita
junto al castillo deforme,
rompe el adusto contorno
y se convierte en un broche
blanco entre el verde follaje
como un lucero que rompe
con su brillo la negrura
de la silenciosa noche.
Aquí y allá los olivos.
Y las encinas enormes.
Y las huertas pequeñitas,
llenas de melocotones,
de naranjos, de granadas
de rojos granos. De flores
que adornan bellos arriates
convirtiendo los rincones
en trozos de paraíso...
¬Cuanta vida... ¡excelso goce!
Como exhalan su perfume
mezcla de flor de limones
y agua que corre sumisa
los arroyos habladores.
¬¡Como alegran el camino!
¬¡Y como los alcornoques
susurran la melodía
que el viento en sus hojas pone!
Arriba, pegada al cielo
recortando el horizonte,
la Cruz del Siglo... la misma
que verán generaciones
de niños serradillanos
lo mismo que sus mayores
la vieron cuando eran niños...
como un símbolo que pone
de punta el vello al nombrarla...
¬¡Vieja historia de otros hombres!
¬¡Que imponente panorama!
Cuanta hermosura se esconde
al contemplar la ladera.
Los caminos que recorren
cual torcidos arañazos
todo el ámbito del monte.
Por ahí, en esos canchales...
cresta dura como el bronce,
yo jugaba de pequeño...
juventud... ¬¡donde te escondes!
¬¡como afloran mis recuerdos!
¬¡que sensación me recorre!
parece que sigo viendo
por los parajes de entonces
aquellos viejos amigos
con sus juegos... con sus voces...
Cierro los ojos y pienso
que nuestra vida es un cofre
que guarda sin tu saberlo
inquietudes... sensaciones.
No quiero ponerme triste.
Prefiero aguantar los golpes
que da la melancolía
contemplando el horizonte
de llanuras dilatadas
escuchar ocultas voces
que hacen serenar mi alma
y vienen de no se donde
llenando con sus suspiros
mis mas ocultos rincones.
Todo es igual... y es distinto.
Son las calles que conoces
angostas y retorcidas
con vetustos caserones
que guardan entre sus muros
sombras de ayer. Viejos nombres
forman parte de estas calles...
aquellas gentes de entonces...
Y hoy... ¿donde están? ¬¡quien lo sabe!
Perdidos por no se donde.
Añorando... ¬¡estoy seguro!
La belleza de estos montes.
La cresta de nuestra sierra.
Y esos viejos caserones
que se quedaron vacíos
cuando buscando ilusiones,
el canto de las sirenas
nos atrajo con sus voces.
Hoy viendo otra vez mí pueblo,
mientras mis ojos recorren
mil rincones olvidados,
una dude me corroe...
¿no se quedaron aquí
parte de mis ilusiones?
Espero que os haya gustado este paseo por mi tierra.









viernes, 6 de noviembre de 2009

Sin querer







Otoño en Extremadura. (Foto de la red).

Sin querer
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No preguntéis porqué estoy hoy tan triste.
No sabría en verdad que contestaros;
no sabría porqué mis ilusiones
como las golondrinas se marcharon.
No sabría deciros, aun queriendo,
porqué todas las rosas se han quedado
marchitas, sin olor.
No se porqué las hojas de aquel árbol,
una a una cayeron y vacías
sus ramas se quedaron.
No sabría decir
porqué estoy hoy tan triste, que he llorado
sin saber el porqué. No lo sabría.
Siento un vago dolor... ¡y es tan amargo!
Acaso como el sol,
estoy tras un nublado
y siento en mí interior
como un presagio insano
que el otoño ya viene,
y tras el, tan helado
como un reflejo de mí propia vida
está el invierno frío... aguardando....
No sabría decir
porqué estoy apenado
y veo todo triste.
Pero pienso que acaso
en mí mente cansada,
sin querer, he asociado
el otoño a mí vida.
Sin querer... pero es algo tan claro,
que por eso... quizás solo por eso...
sin querer he llorado.


De mí proximo libro (si Dios quiere) Pensamientos con rima.

viernes, 30 de octubre de 2009

Paredes cuadriculadas


Cruz de los caidos





Foto de la Cruz de los Caidos a la entrada de Serradilla.

Se acerca el Dia de los Santos. No me interesan las nuevas modas. Para mí sigue siendo el día en que los cristianos honramos a nuestros seres queridos que fallecieron.


Paredes cuadriculadas
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Un camino de cemento
sin sombras, sin alamedas,
adornado de dolor,
en el cementerio lleva
por rincones solitarios...
-huele a ladrillo y cal fresca-
cuadriculados cajones
de cucigramas sin letras
que encierran seres amados
detrás de las losas negras.
Mil cuerpos ya putrefactos
-sombras detrás de las piedras-
reposan en negros nichos
tras cruces, flores y velas.
Todo el ayer recogido
en cuatro paredes nuevas
que borran del cementerio
la intimidad de la tierra.
La soledad y el dolor
se agiganta y se rebela
en la calle sin salida
formada por las hileras
de los nichos superpuestos
donde arcones de madera
cobijan en su interior
lo que ayer nuestro amor fuera.
Ya nunca podré rezar
ni llorar sobre la piedra
donde dormían los restos
de aquellos que yo quisiera,
ni podré limpiar la losa
donde las lágrimas dejan
reflejos de amor sincero,
brillo de dolor y pena.
Ni doblaré silencioso
una rodilla en la tierra
para rezar la oración
que aprendí yendo a la escuela;
tan solo podré rezar
-es el corazón quien reza-
mientros miro una pared
repleta de piedras negras
de perfil cuadriculado
con flores, cruces y velas
y fotos de aquellas gentes
que de niño conociera.
-Paredes cuadriculadas
cual crucigramas de pega,
que encierran seres queridos
en vez de encerrar las letras.-
Hacia un rincón solitario
el caminito me lleva.
¿Que me importan las paredes
con sus cruces y sus velas?
Aquí me trae el dolor,
el recuerdo... la tristeza,
el amor de los que fueron...
la soledad y la pena
que aquí se vuelve oración
y rebota entre las piedras,
y se pierde silenciosa
-entre cruces... flores... velas...-
entre suspiros y rezos
y poco a poco se mezcla
con las penas de otras gentes
y entre los nichos se quedan
impregnando los rincones
de una solemne tristeza.
Y al final, cuando me marcho,
tan solo el dolor se queda
acompañando a los muertos
mientras mis pasos se alejan...
-caminito de cemento...
sin sombras... sin alamedas,-
rumiando mil sensaciones
y rezando una postrera
oración, que fugitiva
entre los nichos se queda
para compartir con ellos
la tristeza de unas piedras...
irónico escaparate
de cruces y fotos viejas.
Y ramos de mustias flores.
Y palmatorias sin velas.

Siempre estarán en mí recuerdo.