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martes, 5 de enero de 2010

Noche de Reyes. Mis mejores regalos





Mis mejores regalos
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Regalos de Navidad.
La ilusión de los pequeños.
Una fábrica de sueños...
¡ o una triste realidad!
No hubo regalos valiosos
que nos hicieran felices.
Ni hubo reyes generosos,
ni finales con perdices.
Mas mí madre con su amor
entre las calamidades,
era el regalo mejor
de todas las Navidades.
Y mí padre preocupado,
que amoroso nos decía
que el regalo más preciado
nos lo daba el día a día.
¡Y fue un regalo su amor!
¡Y enseñarnos sus vivencias!
Despertar nuestras c onciencias
fue su dádiva mejor.
Y un regalo que me hicieron
que siempre he de agradecer,
fue el cariño que pusieron
para incitarme a leer.
Siempre me he sentido ufano
desde mí mas tierna infancia...
mataron nuestra ignorancia
que es el regalo mas sano.
Nada se puede igualar
al placer que proporciona
un libro, pues te emociona
e incluso te hace llorar...
relatos de mil hazañas...
poesías... ingratitudes...
amores, dolor... virtudes,
triquiñuelas y artimañas,
todo expuesto sabiamente
para el amante lector
que busca siempre el calor
ameno y gratificante
que deja en lo más profundo
del corazón soñador
el libro. Nada en el mundo
puede darnos mas calor.
Y así, por las Navidades
siempre tuve que leer,
y así empecé a conocer
del mundo las necedades,
las desgracias y los bienes,
las mayores fantasías,
las más hermosas poesías
y las historias de quienes
con su gracia singular
dejan en papel impreso
aquello que es como un beso
que el lector ha de encontrar.
Recorrer el mundo entero
y conocer sus historias;
saber miserias y glorias,
lo pasado y venidero,
los sueños y realidades
alegrías y dolor,
la esperanza y el amor,
orgullos y vanidades.
Estos fueron, es verdad
los regalos que amorosos
me dejaron generosos
al llegar la Navidad
y siempre agradeceré
que al menos, en su pobreza,
de mis padres heredé
lo que ninguna riqueza
puede llegar a igualar:
A más de un bello cariño,
me enseñaron desde niño
que leer es disfrutar.
Esa fue su gran verdad.
Me la dieron con pasión.
Leer, llena de ilusión...
¡igual que la Navidad!



En la época de mí niñez había muchos niños como yo que los regalos de Reyes solo los veíamos en las casas de las familias "pudientes". Pero como digo, siempre contamos con el cariño de nuestros padres. Que pena que hoy que los niños tienen de todo, aún se les hace poco.