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jueves, 10 de septiembre de 2009

El calor de una toquilla de lana

A veces recuerdo cosas de mí niñez. No siempre son cosas alegres. Pero si no alegres, en la mayoría de las ocasiones si que son muy reconfortantes y entrañables. Las viejas calles empedradas de Serradilla, -ya desaparecidas, ahora están cubiertas por una capa de cemento que no me gusta nada- guardan en sus escondidos rincones tantos sueños infantiles... tantas aventuras de aquellos años de mí niñez que sin querer se acercan a mí mente, que pienso si quizás buscando cosas que suponemos mejores, no hemos ido dejándonos atrás lo auténticamente bueno. A veces recorro en mí mente las viejas calles; por desgracia, tengo que recorrerlas con mí pensamiento, puesto que recorrerlas físicamente, paso a paso, rincón por rincón como a mí me gustaría, reconozco que me resultaría muy difícil hacerlo las pocas veces que puedo venir a Serradilla, por falta de tiempo. Cosas de la vida moderna y sus prisas.
Pero las sigo viendo tal como eran entonces. Se que ya no son así. Se que aquellas calles empedradas -"enrollás" decíamos nosotros, porque se "enrollaban" con "rollos"- han dado paso a unas calles en las que el cemento ha enterrado los miles y miles de peonadas que el ayuntamiento daba en el invierno a los obreros del campo para paliar el hambre de muchas familias serradillanas en épocas en que no había otra cosa que llevarse a las manos. (Ni pan a la boca).
Aún así, como antes he dicho, las sigo viendo igual que entonces. Y recuerdo a sus gentes; el trajín incesante de los niños por las calles. La mujeres con sus "guardapieses" de colores, sus sayas negras, y el moño y el pañuelo sobre sus cabeza y la toquilla de lana (o pelerina, que también se llamaba así) sobre los hombros... ¡que cálidas eran!
Recuerdo su calor cuando de  pequeño, mí madre me envolvía con ella. ¡Que plácida sensación!... parece como si ahora mismo, mientras escribo estas líneas, sintiera sobre mí piel su contacto cálido y suave.
No recuerdo el frío que a veces dejaba ateridos mis pobres pies descalzos. Solo recuerdo la suavidad de la toquilla de mí madre impregnada con el calor de su propio cuarpo. Y me pregunto si todo eso que hoy damos a nuestros hijos -calefacción, casas cómodas etc.etc.- es tan cálido como lo eran ayer esas toquillas de lana que llevaban nuestras madres.
Mí respuesta, tristemente es que no. Las casas serán mas calientes, las comodidades serán mayores, pero ese calor personal que nos proporcionaba la toquilla de nuestra madre es insustituible.
No estoy diciendo que no me gusten todas esas cosas nuevas. ¡Oh no! ¡al contrario! Son logros que hemos ido consiguiendo con nuestro trabajo y esfuerzo a lo largo de toda nuestra vida y es lógico que nos guste y lo disfrutemos. Esto no es óbice, para que yo añore el contacto sobre mí piel de la lana, tibia por el calor de mí madre, tibia por todo el calor que su cariño nos transmitía. El pobre calor  de una toquilla de lana que llevaba dentro todo el calor de su cariño. El pobre calor de una toquilla de lana que ella, generosa, -.como todas las madres- ofrecía a todos y cada uno de sus hijos cuando lo necesitaban.
Estas son algunas de las cosas que recuerdo de mí niñez. Acaso sean tristes en muchas ocasiones. Pero como decía al principio... reconfortantes. Si. Siempre son reconfortantes. Cuando pienso en ellas, siento en mí corazón un suave calor... un calor como aquel que me transmitía la vieja toquilla de mí madre... algo que me llena, que me reconforta, algo que nunca me darán los cálidos radiadores que alejan el frío del invierno en mí casa. Estos dan calor a mí cuerpo. Aquella -hoy lo se- daba calor también a mí alma.
Una simple toquilla de lana. Un simple recuerdo. Y sin embargo... ¡cuanto amor hay en ambas cosas! solo aquell@s que siendo niñ@s sintieron sobre su piel esa cálida suavidad de una toquilla de lana, podrán entender mis pensamientos. A pesar de todo, creo que fuí un niño privilegiado. A pesar del frío y los pies descalzos, en muchas ocasiones... estoy seguro de haber sido  afortunado. Habrá mas de un@ que no lo entienda. Que se ría de estos comentarios. No me importa. Yo se que a veces se pueden añorar las cosas tristes. Esta puede ser una de ellas. Hoy, tal vez los niños no pasen frío. Ni anden descalzos por las calles como andábamos nosotros. Pero, quizás sin ellos enterarse, se están perdiendo algo tan bonito y tan grande  como es el calor materno. Es lógico. Los adelantos modernos les dan una vida tan cómoda,  que quizás, como he dicho antes, sin ellos saberlo, puede privarles de algo tan simple  y sencillo como es el necesitar de vez en cuando el calor de su madre. Directamente sobre su piel. Sobre su corazón. Sobre su alma.
¿Será por eso que ya no llevan las mujeres sobre sus hombros aquellas suavísimas toquillas de lana?

Como no he encontrado en la red ninguna foto que me guste de alguna toquilla, os he traido esta. Es una perspectiva de Serradilla. (Por la cosa de hacer Patria  ¿vale?).
PD. Esta foto la he tomado de la página serradillana  Serradilla.com de Carlos Bravo.

42 comentarios:

Reina dijo...

Hermosos recuerdos Juan... no creo que sean tristes si no nostálgicos... si podemos recordar así es que fueron buenos momentos... y estoy de acuerdo con vos, muy lindo el confort, me gusta y no lo desprecio, pero se perdieron cosas buenas con la llegada de la modernidad... está en nosotros encontrar otras para brindar a nuestros hijos esas mismas sensaciones...

Juan Francisco dijo...

Eso que dices, ya lo he intentado con mis hijos. Espero haberlo conseguido. Nostálgicos... si, los recuerdos normalmente son nostalgia. Por lo que se ve, a mí se me nota mucho, porque siempre me dicen en una revista local, de mí pueblo, que mis escritos son nostálgicos románticos. Eso no es malo... ¿verdad¿
Abrazos sinceros Reina.

Reina dijo...

Claro que no es malo... son recuerdos hermosos... y hermoso es que los compartas..!

Juan Francisco dijo...

Muchas gracias Reina.

Manel dijo...

¿Malo? Para nada. Todo lo contrario, muy saludable… Otro nostálgico que se apunta e interrumpe. Con permiso, espero. Me ha gustado mucho tu relato añorante, Juan. Precisamente anoche que recibí unas fotografías de Perú, de una feria de artesanía, recordé nuestra vida pasada. Al menos la vida que se vivía en algunos pueblos de España hace 30 ó 40 años… Y eso que dices de la toquilla me ha hecho recordar también mi infancia y juventud.

Tengo una teoría, y es “que gracias a memoria de los nostálgicos los demás tienen recuerdos”.

Un abrazo

Juan Francisco dijo...

Hombre, Manel, yo no me lo había planteado así, pero tienes razón, si nadie cuenta sus cosas, sus recuerdos, sus vivencias, entonces nadie se aprovechará de esos conocimientos, como si nadie los hubiera vivido.
Bueno, Manel me alegro de verte por aquí. Hace poco pase por "vuestra casa", que llevaba días sin pasar.
Un abrazo.

Manel dijo...

Principalmente por eso empecé yo a escribir las “batallitas de mi abuelo”… para que mis hermanos, sobrinos y demás familia no olvidaran quiénes somos y desde dónde venimos.

Otro abrazo

stella dijo...

Los recuerdoa Francisco se hacen tan vivos dentro de noksotros que es como si volviesemos a vivir aquellos momentos
Hace mucho que no te visitaba y ha sido un placer
Un abrao
Stella

Nelita dijo...

Muy bonito lo que dices de tu infancia, es muy bueno recordar los buenos momentos que hemos pasado nos da mucha energia,ademas enseñanza y valorar todo lo que hemos vivido. Gracias por tu comentario en mi blog saludos Nelita

Juan Francisco dijo...

¿Y cuando le vamos a leer, Manel?

Juan Francisco dijo...

Hola Stella, me alegro sentirte por aquí. Como ves, se hace cierto el dicho de que no solo de pan vive el hombre. También de recuerdos... ¿verdad?
"Recordar es renacer.
Es volver a revivir.
Es hallar otro placer
que agranda nuestro sentir".
Un abrazo y seguimos en contacto.

Juan Francisco dijo...

Tienes razón, Nelita y además, como dice mí amigo Manel... ¿como van a saber las futuras generaciones lo que vivimos y sentimos nosotros si nadie lo escribe?
Abrazos de corazón.

Carolina dijo...

Hola, paseando por el mundo bloguero me topé con este refugio. Precioso escrito.
Me ha encantado la forma en como describes esos bellos y añorados recuerdos. El calor de esa madre que no se compara ni con la mejor o moderna calefacción.
Tiene dulzura, ternura y nostalgia.
Con tú permiso desde ahora te sigo.
Un abrazo desde el blog "Una luz, una esperanza"

Juan Francisco dijo...

Encantado de tenerte por aquí Carolina, considérate en tu casa.
Este es un rincón donde encontrarás ternura y nostalgia a menudo... ¿será por los años? pudiera ser. Lo dicho, Carolina, bienvenida a este blog y pásalo bien . Un abrazo. Juan.

Si hay alguien más dijo...

Juan, una vez más has conseguido movilizar todos mis sentidos y transportarme con tus palabras, siempre bien escogidas,a nuestra querida tierra Extremadura,y poder recuperar con tus escritos y tus vivencias parte de nuestra historia.

P.D.En estos momentos no estoy mucho por aquí, pero sabes que te sigo y te mando montones de besos.

mardelibertad dijo...

Añoranzas de recuerdos
Besos

Juan Francisco dijo...

Hola, sobrina, me alegro leerte por aquí. A mí edad lo lógico es que escriba cosas que conozco, y lo que mejor conozco es a mí tierra y a mí gente. Un beso muy fuerte Sara.

Juan Francisco dijo...

Recuerdos que se añoran. Gracias por tu comentario Mar. Un abrazo.

Mª Teresa Sánchez Martín dijo...

Qué dulce relato. Como dices, los niños tendrán muchas cosas hoy en día, pero si, por el ritmo de vida que llevamos, a esos niños les falta el calor de los brazos de sus madres y padres, serán, tristemente, más pobres que los niños de tus recuerdos.
Soy de Ávila. Reconozco en mi recuerdo también las palabras que citas en tu historia: "rollos" "pelerina".

≈♦ Mi Sentir ♦≈ dijo...

ndos recuerdos amigo,pase a saludarte deseando que tu y tu familia se encuentren bien, un abrazo y buenas noches

Juan Francisco dijo...

Hola Teresa, me imagino que esas palabras que recuerdas son o han sido comunes en muchos puntos de España, y por supuesto en Extremadura y Segovia. Por lo demás, no hay mas que ver la televisión o leer los periodicos, para saber que se han perdido aquellos valores que tanto se preocuparon nuestros padres en inculcarnos. Lastima, porque es la convivencia lo que se está perdiendo. Un abrazo Teresa y gracias por tus comentarios.

Juan Francisco dijo...

Amiga Estrella, bienvenida a este tu blog. Gracias por tu amable comentario, supongo que estos recuerdos son comunes a todos y en todos sitios. Siempre habrá cosas que añorar de nuestra niñez y juventud. Yo me siento orgulloso de ello, no en vano pienso como aquel poeta que decía "pobre del hombre al que no le queda en su interior algo del niño". Hago votos por tí y tu familia y quedas invitada a pasar por aquí siempre que quieras. Besos.

Lydia Raquel Pistagnesi dijo...

Juan Francisco te regalo este poema

Retornè
con tu magìa
a mi infancia lejana,
quizàs sin darme cuenta,
aferrada a tus alas.
En vuelo razante
reencontè mis raices,
rincones olvidados
tupidos tamariscos,
piquillìn y lomadas.
La meseta imponente
mirador aborigen
en èpocas pasadas.
La estancia del abuelo,
erguida, majestuosa
como jugando rondas,
acuarela de rosas.
El rìo Sauce Chico
y su màgico espejo.
Absortos en sus juegos
duendecillos traviesos.

Allì estan las ausencias
que añoro todavìa,
Papà....con su ternura.
Mamà....con su alegrìa.

Un dìa, acariciada
por alas de misterio
regresarè sin prisa
a dormirme en mi pueblo........

De mi libro "Cenizas de Abrìl" adaptado para tus recuerdos, que me hicieron regresar a aquellos dìas donde el amor era moneda corriente, ignorante de ausencia y de dolor. Donde todo era una aventura.
Con tus palabras he saltado las murallas del nunca mas, buscando las mariposas de veranos felices
Gracias Amigo.

Lydia Raquel Pistagnesi

Juan Francisco dijo...

Te doy las gracias Lydia y al mismo tiempo me congratulo si al leer mis recuerdos he despertado los tuyos y he hecho que revivas otra vez cosas tan bonitas como estas que me dedicas. Nada hay comparable al recuerdos de los seres amados que siempre están con nosotros, pero que a veces leer cosas como estas hacen que estén un poquito mas cerca todavía. Gracias de nuevo Lydia con todo mi corazón. Besos sinceros para tí hermosa poeta argentina. Juan.

Anónimo dijo...

que maravilloso es poder llegar a la privilegiada edad donde podemos simplemente sentarnos a recordar,como dices,tal vez no siempre son amables,pero tratamos de sacar el rastrojo,para permitir que florezcan las cosas amables...

Un placer realmente esta visita.

Mis saludos cordiales...

Juan Francisco dijo...

Es verdad Adelfa, cuando se llega a mí edad, puedes sentarte tranquilamente y mirar el camino andado. He sorteado muchos malos tramos en este camino, pero a mí mente solo llegan aquellos momentos... quizás no felices, pero si entrañables y con ellos aquellos seres queridos, particularmente los que ya no están a mí lado fisicamente, porque siempre los tengo en el corazón. Bueno, no quiero extenderme Adelfa, solo quiero agradecerte que hayas pasado por aquí; si además te ha gustado lo que has encontrado... ¡perfecto!
El placer ha sido mío. Un abrazo y nos seguiremos leyendo.

Sandra Figueroa dijo...

Bellos recuerdos los tuyos, tanto que te inspiran estas lineas para deleite de mi alma, que al igual que la tuya gusta de recordar. Bello tu recuerdo en letras amigo. Besos, cuidate.

Juan Francisco dijo...

Gracias Sandra. La vida es un camino con muchos recovecos donde se va quedando nuestra vida al paso que avanzamos. Así es nuestra mente, un camino con escondrijos secretos donde se guardan nuestras vivencias y desaparecen. ¿No has guardado algo y te has olvidado de ello durante años? y luego un día sin saber como, se produce el encuentro. Maravilloso. No por lo que pueda valer, sino por el hecho de encontar algo querido. Así sin darnos cuenta aparecen nuestros recuerdos... nuestras vivencias... nuestros sueños de ayer...
pido a Dios que me conserve la memoria para seguir deleitándome con esas "tonterias de viejo".
Besos para tí, Sandra y sigue escribiendo esas cosas tan bonitas.
Juan.

Anónimo dijo...

Maravillosos recuerdos que despiertan en nosotros los más nobles sentimientos.
Mi abuela tenía una de las toquillas de las que hablas, y ahora la tengo yo.
Un abrazo.

Juan Francisco dijo...

Bienvenida Anabel, recuerdos, recuerdos, recuerdos... La vida es una cadena de recuerdos. No se donde leí que la vejez empieza cuando pesan mas los recuerdos que las ilusiones. Pues bueno, las ilusiones es difícil perderlas, pero los recuerdos están ahí.
Feliz tu si conservas la toquilla de la abuela. Las de mí madre, me imagino que se quedaría alguna de mis hermanas con ella. Ahora ya no se ven, pero entnces las ahcían ellas.
Bueno Anabel, gracias por pasar poir aquí y dejar un comentario.
Abrazos para tí también. Juan.

Alma Mateos Taborda dijo...

Juan qué bueno cuando afloran recuerdos con nostalgias y qué interesante es dejar de ser meros consumistas en estos tiempos, para recoger vivencias bellas como las tuyas. Y mucho mejor ser romántico, señal que el corazón apura sus latidos cuando podemos amar, reir, llorar, extrañar, soñar...en síntesis vivir, como lo has haces tú. Un gran abrazo.

mimbre dijo...

Hola Juan...
Sabes...leyendote me invade la nostalgia, esa que es buena, esa que trae recuerdos de la niñes, esa con sabor a comida recien hecha, con caricias de madre, esa sin apuros ni tecnologia ultima generación, esa sin television ni celulares, esa, te acordas de libros de aventuras y cuentos hermosos...En fin, la vida pasa y siempre, siempre el ayer fue mejor
a peasr del confort actual...
Buenisimo lo tuyo, Juan¡¡
Gracias por tus palabra, AMIGO¡¡
Un abrazo
Osvaldo

Juan Francisco dijo...

Alma, dejarse llevar por las añoranzas es muy fácil y salvo alguna excepción, siempre son gratificantes. No se quien dijo que las cosas tristes de nuestra infancia, cubiertas con la pátina del tiempo se convierten en dulces añoranzas. Estoy de acuerdo.
A veces ha habido quien me ha dicho que hay cosas que no se deben decir( niños descalzos y otras cosas así) pero es que esas cosas las he vivido y a mí no me avërgüenzan.. ¡es mi pasado! y nunca renegaré de el, siempre será refugio sereno para mí. Gracias por pasar por esta tu casa Alma y agradecido por dejar tu opinión.
Abrazos sinceros. Te sigo. Juan.

Juan Francisco dijo...

Es cierto Osvaldo, todas esas cosas mezcladas te llenan todos los sentidos como si tuvieras delante de tí los guisos de la madre, las caricias de la abuela,
los consejos siempre acertados (aunque tal vez entonces no lo creíamos) de tu padre. Son tantas cosas las que pasan por mí mente cuando dejo que esta vuele libre
buscando los rincones ocultos, que se me queda corto el espacio para escribirlo. Gracias por pasar, gracias por dejarme un comentario que agradezco sinceramente Osvaldo.
Un abrazo.

Sandra Figueroa dijo...

Juan, claro que me a pasado eso de recordar lo que crei olvidado y e llorado y reido con el encuentro de viejos recuerdos. Te dejo un beso, cuidate mucho amigo.

Juan Francisco dijo...

Pobre de aquella persona que no encuentre en su interior los recuerdos que se van quedando escondidos, porque ¿sabes? ahí está toda nuestra existencia. Nuestras vivencias y siempre estarán también nuestros seres queridos. Como escribiendo las cosas que escribes no vas a recordar si eso es lo que inconscientemente escribimos muchas veces. Un abrazo Sandra.

Lydia Raquel Pistagnesi dijo...

Estimado Juan Francisco, me gustaria llevar en mi viaje algunos de tus trabajos, desde ya, con nombre apellido y paìs. Es muy dificil el trabajo del escritor,por ello, nos ayudamos nosotros mismos para hacerlos conocer en otras latitudes
Te dejo mi mail para ver si cuento con tu permiso
Besosssssssssssssss
Lydia

L.Pistagnesi@gmail.com

Juan Francisco dijo...

Sin ninguna duda Lydia. Están a tu entera disposición. Suerte por esos mundos de Dios. Si te hace falta mí apoyo moral, cuenta con el incondicionalmente. Besos.

Eduardo dijo...

Me parece maravillosa tu forma de escribir.
Quiero invitarte a que compartas tus escritos con nosotros en nuestro foro Sabor Artístico, donde te leerá mucha gente y podrás leer a otros que te resultarán de inspiración también:
http://saborartistico.foroespana.com
También quiero invitarte a mi blog:
http://eduardomispoemas.blogspot.com
Un abrazo y BUENA VIDA !!!!

Juan Francisco dijo...

Gracias Eduardo por tu visita y gracias por tu invitación. Pasaré por allí y seguro que lo pasaré bien. Un abrazo. Juan.

Anónimo dijo...

....con tu permiso...subo a mi blog, si me lo permites...el hermoso poema que me dejaste en COLORES Y CULTURAS...¿te parece bien?

saludos

Juan Francisco dijo...

Por supuesto que puedes hacerlo Adelfa. Solo recuerda que el poema está dedicado a Marthin Luther King por si lo quieres poner. Un abrazo.Juan.